He vivido en busca de una visión, tanto personal como social. Personal: cuidar lo que es noble, lo que es bello, lo que es amable; y Social: ver en la imaginación a la sociedad que debe ser creada, donde los individuos crecen libremente, y donde el odio y la codicia y la envidia mueren porque no hay nada que los sustente. Estas cosas, y el mundo, con todos sus horrores, son las que me han dado fortaleza.


Bertrand Russell, Reflexiones en mi octogésimo cumpleaños.

martes, 10 de junio de 2008

Keynes y Hayec. Zapatero y Rajoy

Keynes y Hayek, al igual que Zapatero y Rajoy, defienden el mismo objetivo. Evitar que la crisis se convierta en una recesión económica que acabe dañando el sistema democrático. Es decir, encontrar la mejor ecuación entre libertad y prosperidad, aunque los caminos que postulan son radicalmente distintos.
Keynes, a través de su revolucionaria teoría general del empleo, el interés y el dinero (1936), puso las bases para entender y ordenar el funcionamiento de la economía. Esta es la razón por la que se le considera el padre de la macroeconomía. Fue él quien definió términos como producto interior bruto, tasa de desempleo, inflación, etcétera.
Su planteamiento es que cuando el libre mercado inevitablemente comete excesos, se traducen en disfunciones, que se traducen en cracs bursátiles, crisis económicas, desempleo y pobreza. Por tanto, son los estados quienes tienen que intervenir para poner reglas y restablecer el funcionamiento del mercado. De acuerdo con su teoría, cuando una sociedad entra en una grave crisis, tienen que ser los estados quienes pidan el dinero prestado e inviertan grandes cantidades de recursos para paliar la situación. Por una parte propugna destinar el dinero público a garantizar las necesidades básicas de las personas - seguro de desempleo, sanidad o educación-. De hecho, sus planteamientos dieron lugar al nacimiento del Estado de bienestar en Europa y al new deal que puso en marcha Roosevelt en EE. UU.
Paralelamente creía que tiene que ser el Estado quien realice las inversiones en infraestructuras para hacer de locomotora y superar la crisis. En definitiva, más gasto y, fundamentalmente, más regulación para dar confianza y evitar que se reproduzcan los excesos del mercado.
El precio que pagar por estas políticas es un fuerte déficit y deuda pública y el aumento del desempleo.
Por esta razón, defendía mantener una política presupuestaria anticíclica. De tal manera que en etapas de crisis el Estado se endeudase y en momentos de bonanza acumulara superávit.
Este planteamiento fue absolutamente rechazado por Hayek. Así lo recogió en su obra Camino de servidumbre.De acuerdo con sus planteamientos, esta intervención del Estado atenta contra la libertad individual y conduce a los estados a los totalitarismos y la inoperancia.
El eje central de su discurso es la lucha contra la inflación, que en su opinión corroe la democracia porque lamina a las clases medias. No cree en la macroeconomía y condena la acumulación por parte de los estados de abultados déficits públicos. Opina que estas grandes cantidades de dinero detraídas al sector público impiden que el ingenio creativo de los individuos se ponga en marcha para crear riqueza.
La demostración palpable de sus planteamientos era el mal funcionamiento de las empresas públicas frente a la agilidad del sector privado.
Hayek defendía recuperar las fuentes de la economía clásica de Adam Smith - “dejar ser, dejar hacer”-. Era absolutamente contrario a la regulación y la obsesión de los estados de controlarlo todo, porque de acuerdo con su planteamiento el mercado se autorregula.
Evidentemente el precio de sus planteamientos es el desempleo que la sociedad tendría que asumir y absorber durante los periodos de ajuste. Las circunstancias históricas hicieron que durante más de treinta años las teorías de Keynes fueran asumidas por la mayor parte de los estados, dejando el mercantilismo prácticamente aparcado desde los años cuarenta hasta los ochenta.
Según el parecer de los economistas, es probable que la economía de la zona euro se encuentre ya en recesión técnica (definida como dos trimestres consecutivos de caída del PIB). ¿Qué hacer?

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